El Ego creativo: San Jorge y el Dragón

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Uno no se dedica a esta profesión en cuerpo y alma si no lo tiene muy claro. Si no se ha llevado muchos palos. Si no se ha llevado muchas alegrías. Nadie en su sano juicio intentaría vivir de la creatividad si no tuviese una autoestima enorme, al mismo nivel de su poder de autocrítica. Y creo que esos dos valores son los que acaban conformando el ego creativo de cada uno. Ese ego que algunos critican y otros ven muy necesario para poder entrar cada día en la agencia con la cabeza bien alta.

[Entra fundido en blanco y suena una guitarra acústica que nos transporta a un ambiente bucólico]

Soy scout desde que tengo 8 años y admito que al principio iba porque podía hacer el cabra por el monte con mis amigos sin que mi madre me viese para decirme que me iba a matar. Pero un día aprendí algo que cambiaría mi forma de ver las cosas tanto en aquello que me rodea como en mi interior. Recuerdo que estábamos reunidos de noche, iluminados por pequeñas velas, junto a las ruinas de una antigua construcción, todo muy scout, muy caballeresco. Y hablábamos de San Jorge y el Dragón, del bien y el mal. Entonces, uno de los monitores extendió sus dos manos hacia mí, una con una piedra blanca y otra con una piedra negra, del mismo tamaño. Me dijo que una era San Jorge y la otra era el Dragón, que con cuál me quedaba.

Obviamente, yo y todos los que estaban conmigo escogimos la blanca, la que decían que era San Jorge… [EEEERROR]

Cómo se nos quedaría la cara cuando nos dijeron que en la vida real no se puede elegir. Que San Jorge y el Dragón son indivisibles, como el copy y el arte. Que nadie puede quedarse sólo con una parte y rechazar la otra. Y que dentro nuestro existe una lucha eterna entre lo que queremos y lo que debemos hacer. Entendí que todos somos héroe y villano al mismo tiempo, dependiendo sólo de nosotros a quién queremos alimentar para que se haga más grande.

Y lo mismo pasa con el ego creativo. Es la pelea del siglo, donde cada uno debe aprender a alimentar a su autoestima y su autocrítica por igual. Más que nada porque de no hacerlo, al final no te aguantará ni la cafetera de la agencia.

La creatividad es una profesión donde se oye un “sí” por cada diez “noes”. La virtud consiste en saber digerir los fracasos, por muy convencido que puedas estar de que esa idea era el próximo León de Oro. Digerir, asimilar, reciclar y seguir luchando por aquello en lo que crees. Porque si es tan bueno, alguien te lo acabará comprando.

Quiérete y júzgate a partes iguales. No les quites ni a San Jorge ni al Dragón la oportunidad de seguir peleando, creciendo y aprendiendo el uno del otro.

PD.: Ya no sigo en el grupo ni me voy de acampada con los niños (ni jamás en mi vida he vendido una galletita), pero scout una vez, scout para siempre. Me imagino que pasará lo mismo con eso de ser creativo.

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